Todo estará bien si aprendes a diluir en el mar insondable de las cosas buenas que te suceden los pedruscos de sal y de amarga hiel que se interpongan en tu camino día a día.
Como lluvia fresca que empapa la tierra, nuestras palabras dejan huella... Si son amables, los ecos que escucharemos también lo serán. Cuida tus palabras... ellas tienen poder. De ti depende si las usas para bien o para mal...