Al reírnos nos desprendemos de lo que nos duele o tortura. La risa crea una distancia con nuestros propios conflictos y libera los nudos. Es como el estornudo, rápido y liberador.
Cada ser humano es forjador de sí mismo, en virtud de los pensamientos que
escoge y estimula; que la mente es la fábrica maestra que teje las ropas que
viste tanto en lo profundo del carácter como en lo externo de las
circunstancias, y que si hasta ahora hemos tejido ignorancia y sufrimiento
podemos tejer iluminación y felicidad.
Todo ser humano tiene en su interior, en su alma, un sonido bajito, su nota, que es la singularidad de su ser, su esencia. Si el sonido de sus actos no coincide con esa nota, esa persona no puede ser feliz.
El único temor que me gustaría que sintieras frente a un cambio es el de ser incapaz de cambiar con él, creerte atado a lo muerto, seguir con lo anterior.
Creo que lo esencial de la vida es la fidelidad a lo que uno cree su destino, que se revela en esos momentos decisivos, esos cruces de caminos que son difíciles de soportar pero que nos abren a las grandes opciones.
El agricultor no siembra cualquier semilla; la escoge cuidadosamente, pues por
experiencia sabe que la cosecha será de la misma naturaleza de la siembra. El
hombre sabio observa las leyes de la vida y vive de acuerdo con ellas. Así pues,
siembra en el surco de la vida: procedimientos generosos y beneficiosos para
todos que, de acuerdo con la ley, tu cosecha siendo buena, hará tu vida
mejor.
Una persona usualmente se convierte en aquello que el cree que es. Si yo sigo diciéndome a mí mismo que no puedo hacer algo, es posible que yo termine siendo incapaz de hacerlo. Por el contrario si yo tengo la creencia que sí puedo hacerlo, con seguridad yo adquiriré la capacidad de realizarlo aunque no la haya tenido al principio.
Hace falta mucho coraje para dejar a un lado lo familiar y lo seguro y abrazar lo nuevo. Pero realmente no existe ninguna seguridad en aquello que ya no tiene sentido. Hay más seguridad en la aventura y en lo excitante de la vida. En el movimiento hay vida y en el cambio reside tu poder.
Como lluvia fresca que empapa la tierra, nuestras palabras dejan huella... Si son amables, los ecos que escucharemos también lo serán. Cuida tus palabras... ellas tienen poder. De ti depende si las usas para bien o para mal...