Somos sembradores conscientes, repartimos diariamente millones de semillas a nuestro alrededor. Que podamos escoger siempre las mejores, para que al recibir la dádiva de la cosecha justa, tengamos siempre motivos para agradecer.
todo lo que haga la humanidad debe tener como prioridad al ser humano. Vayamos a Marte, a Venus, crucemos el espacio de un lado a otro… sí, pero cuando la gente no se muera de hambre.
Me llaman reaccionario y me dicen que estoy contra el progreso tecnológico... ¡para nada! Estoy a favor. Pero todo tiene que venir después del ser humano.
El amor nunca se malgasta,
aunque no te lo devuelvan
en la misma medida que mereces o deseas.
Déjalo salir a raudales.
Abre tu corazón
y no tengas miedo de que te lo rompan.
Los corazones rotos se curan.
Los corazones protegidos
acaban convertidos en piedra.
El mirar sirve en primer lugar
para nuestra seguridad corporal,
la observación empieza
allí donde concluye el mirar;
conduce a disfrutar de las “imágenes” descubiertas por la mirada.
La sonrisa en tu cara
no significa la ausencia de problemas,
sólo la habilidad que tienes de ser feliz
por encima de ellos.
Así que píntate una sonrisa
y sal a la calle a pasearla.
Los demás no tienen por qué contemplar
la fealdad de tus pesares,
sino la belleza de tu fortaleza.
Bajando al abismo
es como recuperamos los tesoros de la vida.
Cuando tropezamos,
cuando encontramos el obstáculo
que nos hace caer,
es cuando encontramos el tesoro.
Nuestros miedos, en los que tememos entrar,
suelen ser la fuente de lo que justamente estábamos buscando.
Como lluvia fresca que empapa la tierra, nuestras palabras dejan huella... Si son amables, los ecos que escucharemos también lo serán. Cuida tus palabras... ellas tienen poder. De ti depende si las usas para bien o para mal...